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RAMIRO SANCHEZ NAVARRO

Llamactambo.Relatos prehispánicos.

Llamactambo.Relatos prehispánicos.

Autor: Ramiro Sánchez Navarro

La quietud y el silencio de la noche se vieron alterados por los gritos desaforados, de horror y desesperación, lanzados por Wáman Quispa, el octogenario curaca. Cuando el curandero Oncho Shel acudió en su auxilio, lo encontró sentado al borde de su camastro. Sudaba copiosamente y aún le temblaba el cuerpo.

- ¿Qué le pasa, Apu?

- Nada grave, hijo. Ha sido sólo una pesadilla, que me estuvo atormentando. Vuelve a tu aposento. Cuando requiera de tus servicios no dudaré en llamarte- le pidió con el semblante demudado, descompuesto, aunque tratando de minimizar su malestar.

La luz mortecina de un candil, alimentado con sebo de llama, dábale aspecto lúgubre al dormitorio del curaca. Las ráfagas de viento que afuera soplaban, lograban filtrarse hacia adentro por las rendijas de la puerta y el hueco de las viguillas amenazando con apagarla.

El curandero abandonó el dormitorio del curaca poseído de una súbita preocupación:

- Algo grave, muy grave y extraño le está pasando; si al menos pudiera saberlo! - Largo rato se mantuvo despierto y en estado de alerta. Cuando se percató que el jefe de la tribu había reanudado el sueño, recobró la calma y él también se durmió.Cinco años antes, el anciano curaca había sufrido una crisis similar. En ese entonces, se vió asaltado por las pesadillas. Y el canto agorero del pájaro Chushék, en altas horas de la noche y cerca al amanecer, era el anuncio de malos presagios. El curaca temió su propia muerte o en cambio la de algún miembro familiar. Un año más tarde, cuando ya no recordaba aquel canto malagüero, perdía a Mamaik Chuquimis, su mujer, quien por salvar a una tierna llama, que no podía salir de un puquial, aventuróse a sacarla. Pero, Mamaik resbaló y cayó, igualmente, al fango, hundiéndose irremediablemente junto al animalito, al que pretendía evitar la muerte. Desde entonces el curaca quedó viudo y sus doce hijos, al formar nuevos hogares, lo fueron dejando solo, rodeado únicamente de sus servidores.

Mientras la noche se tornaba más profunda en medio de aquella quietud, la fortaleza de Pirca-Pirca emergía sobre la cima de un cerro, envuelta en un manto oscuro. Dentro de sus pétricos muros, la vida humana bullía. Por razones de seguridad y estrategia defensiva, servía de morada al curaca y a los demás miembros de su gobierno, integrantes de los camachics o Consejo de Ancianos, pertenecientes a la alta jerarquía social.

La magnífica fortaleza, rodeada por el denso verdor de los pajonales y arbustos, contaba en la entrada con una sucesión de marcadas sinuosidades y a manera de escudo protector tenía por delante una piedra enorme que era precioso rodearla para llegar hasta ella. Por unos de sus flancos, sus paredes de piedra se alzaban al nivel de un enorme desfiladero, por donde era prácticamente imposible un asalto del enemigo. Precisamente, aquel desfiladero iba a morir en una huequera, en cuyo fondo espejeaba la laguna de Michimal, y en la ladera de la colina contigua, se alzaban en forma escalonada las casas de la llacta, de igual nombre.

En épocas de verano, los niños acudían a dicha laguna para nadar y jugar. Lo propio hacían las guachuas y demás aves palmípedas en horas de la mañana.

Tres horas después el curaca despertó. Y como le seguía preocupando la suerte del rebaño, se aproximó hacia la puerta, tras ponerse el unku y las ojotas, para ver si ya amanecía. En efecto, el amanecer estaba cercano. Afuera corría un viento helado y ululante. En el sombrío firmamento, las estrellas se tornaban invisibles, y sólo chaska, el lucero del amanecer, despedía una luz pálida y blanquecina sobre el idílico valle de Chitapampa.

El apu de la tribu no se atrevió a abrir la puerta. Tiritaba y castañeteaba de frío, de aquel frío que subrepticiamente se colaba al interior de las viviendas, por las rendijas de la puerta y por los huecos de las paredes. Volvió a sentarse sobre la Para o camastro. Crispando los puños exclamó con incredulidad:

- ¡No puede ser! No puede ser! ¡Eso nunca!

En esta ocasión, el curandero no acudió a prestarle algún tipo de auxilio. En la habitación contigua dormía plácidamente, doblegado por el sueño.

Lo que a Wáman Quispa le preocupaba sobremanera era haber soñado que los grandes rebaños de llamas y alpacas, base y sostén de la economía de su ayllu, habían muerto de hambre y de sed y también devoradas por las fieras. En dramáticas escenas, que se sucedían unas tras otras, vió horrorizado cómo las extensas praderas, las Wayllas eran consumidas por el fuego. Así, las Michina Allpacuna de Huampatén, Quinahuayco, Chilcahuayco, Andul, Cascapuy, Michimal y Auchán, tras el voraz incendio quedaban reducidas a tierra quemada y calcinada.

Cuando Wáman Quispa se devanaba los sesos buscando una lógica explicación del lamentable siniestro, se le presentaron unos hombres extraños y estrafalarios, armados de arcos y flechas, que entre risotadas burlonas le decían:

- Ahora ya no tendrás donde pastar tus animales, tus llamas y alpacas!

- De la decena de hombres, uno de ellos que dijo llamarse Tokup, adelantóse unos pasos, señalándole con el índice derecho, le dijo:

-Dejarás de ser un Llamamichik, un cuidador de llamas. De hoy en adelante serás un huaccha. Nosotros hemos quemado tus pastos disparando flechas incendiarias.Entre burlas y carcajadas estrepitosas los vió desaparecer, en la enmarañada vegetación de la selva colindante, donde moraban los chunchos infieles, de caras tatuadas y pintarrajeadas. Tras reponerse de aquella crisis, le pareció que el sueño era bastante extraño, irreal, pues la relación entre tribus selváticas y andinas era amistosa, pacífica, de mutuos intercambios. No habiendo motivos para posibles discordias o desavenencias, que involucraren nefastamente a la gente de ambas regiones.

En ese mismo sueño, Wáman Quispa, advirtió que por donde aquellos malvados indios habíanse introducido, aparecían intempestivamente una larga fila de zorros y pumas famélicos, cuyas costillas podían ser vistas y contadas a simple vista, dirigiéndose de prisa a las Canchacuna de Llamactambo, deseosos de darse un opíparo banquete con las llamas y las alpacas.

Aquellas oníricas escenas, por demás truculentas, lo sumieron en la desesperación. Con ambas manos cogió su cabeza, como si de pronto temiera que estallara. Con incredulidad, varias veces la movió negativamente. Se incorporó y con aire resuelto se ciñó en la frente una hermosa Wuaraka, el arma principal en sus luchas y al mismo tiempo tocado y distintivo de su tribu. Enseguida cogió el arco de chonta y el bolso repleto de flechas. Abandonó su dormitorio envuelto en las sombras claroscuras del nuevo amanecer. Con andar sigiloso y felina agilidad ascendió las escalinatas internas, que conducían hacia la terraza de piedra. Luego descendió las escaleras externas y como si temiera ser sorprendido, se encaminó presuroso hacia las Canchacuna de Llamactambo.

Después de varios minutos de esforzada caminata había arribado a su destino. El numeroso rebaño de llamas y alpacas aún dormitaba, totalmente ajeno a sus temores. Aliviado y reconfortado exclamó:

- Ha sido sólo una pesadilla, un sueño amargo. Gracias padre Sol. Extendió sus dos fornidos brazos, como alas de cóndor, en la dirección por donde el astro del día hacía su aparición todas las mañanas. De pronto, los ojos taciturnos y su rostro broncíneo, se iluminaron, exteriorizando una profunda gratitud a la deidad tutelar.Luego de inspeccionar los amplios y espaciosos rediles estimó poco probable que una plaga de zorros y pumas acabaran con la manada. Consideró exagerado el sueño. Pues los corralones estaban bien protegidos por defensas naturales, por muchos allcos y por los pastores, que siempre estaban atentos al menor ruido. Y como para alejar definitivamente la soñada amenaza, el propio curaca convocó a los hombres de su ayllu y de otros, entre ellos a los de Chíbul, Pomio, Chuquipampa y Cajamarquilla, a una gran cacería. Doscientos hombres expertos en este tipo de menesteres, disfrazados de felinos o de indefensas llamas y alpacas, y armados de porras, macanas, lanzas, warakas, arcos y flechas, incursionaron en las selvas de Llibán, Sara Sara, Nochapio, Chibuliaco y Guayabamba, resultando todo un éxito. Y fue así como muchos zorros, pumas y osos acabaron con sus vidas. Sin embargo, la sola idea de la muerte de sus rebaños en tan grande magnitud le llenaban de espanto y zozobras.

Wáman Quispa sabía de sobra que en los campos de pastoreo siempre habían peligros. Los zorros, los pumas y los cóndores, burlando la vigilancia de los perros y de los pastores y contando además con la complicidad de las tupidas neblinas, hacían presa fácil de aquellas llamas y alpacas que se apartaban o extraviaban del grupo.

Aunque aquellas mermas en el rebaño no representaban amenazas mayores, y hasta parecía natural que tales cosas sucedieran. Sin embargo, él siempre temió que aquello que había visto en sueños se convirtiera en una horrible realidad. Acosado por las dudas y temores decidió ir en busca de Quen Pillavish, el más renombrado chamán de toda la región, quien residía en la wasicuna de Pualán. Anciano de venerables canas, que holgadamente sobrepasaba los 100 años.

Gozaba de buena salud, gracias a su vida metódica y de disfrutar del aire libre y puro. Gozaba además de gran lucidez mental y de una proverbial sabiduría. Alternaba su estancia entre su morada y el muchaywasi de Huacaloma. Aunque en los últimos años de su vida solía permanecer más tiempo en el adoratorio consultando los oráculos de los dioses tutelares, que cada vez exigían mayores sacrificios en llamas y alpacas y ofrendas de comidas.

También se ocupaba en inspeccionar las tarpuna allpacuna de Huacaloma y Gualchún, donde los runas del ayllu sembraban tubérculos como papas, ocas, mashuas y ollucos. En las cuales igualmente se cultivaba quinua, tarwi, cañíhua, kiwicha, habas, paico y huacatay.Apoyándose en un bastón de lloque, Wáman Quispa había llegado hasta la puerta del chamán. Al verlo sentado en el interior de su vivienda, le dijo:

- Quen Pillavish, te saludo en nombre de nuestros dioses (Alzó su mano derecha y luego se prosternó en clara señal de reverente saludo).

- Que nuestros dioses tutelares nos protejan. Que la Pachamama nos alimente y que nuestro padre el Sol brille siempre sobre nuestras cabezas- Respondió el anciano adivino. Luego lo invitó a ingresar a su morada.Wáman Quispa tomó asiento sobre una piedra artísticamente tallada y rematada en una cabeza de puma rugiente. Quedaron sentados frente a frente. Deshaciéndose en atenciones, el dueño de casa quiso celebrar la visita de tan ilustre personaje brindando con la dulce chicha de jora. De una botija de barro escanció la reconfortante bebida a dos mates de calabaza.

- Celebremos tu visita, hermano curaca. Luego me dirás lo que te trae por aquí. Veo tu rostro preocupado. Algo malo te debe estar sucediendo...

Levantaron cuidadosamente sus mates y refrescaron sus gargantas. Wáman Quispa comenzó a narrarle en forma detallada y minuciosa el drama que lo venía atormentando desde algunos meses.

- Consultaré los oráculos, pero una respuesta inmediata no es posible, porque para ello, primero se requiere de ayuno y abstinencia, así como de algunas ofrendas en alimentos y bebidas a nuestros dioses a fin de predisponerlos para alcanzar estos favores.

Al cabo de tres días, el curaca retornó a entrevistarse con Quen Pillavish.

- Días terribles nos esperan hermano curaca.- Sentenció el experimentado chamán con la voz grave y el ceño adusto. Quen Pillavish, en efecto, había consultado los oráculos de Huacaloma.

Qué nos podrá suceder? - Inquirió el curaca, intrigado y frunciendo el entrecejo.

- Nuestros dioses hablan del exterminio de nuestra raza. Vendrá otra humanidad, otras gentes. Se acabarán las llamas, las alpacas, los guanacos, las vicuñas y los pulluhuacras. En nuestro reino quedarán sólo los nombres como meros recuerdos de nuestra existencia. El adivino hizo una pausa. Miró en rededor suyo, como si estuviera buscando algo. Wáman Quispa preguntó consternado:

- ¿Se acabarán las Canchacuna de Llamactambo?

Sí; pero su nombre quedará allí. Nos sobrevivirá como mudo testigo de que en dicho lugar mandaban guardar los rebaños del ayllu.

Tras algunos momentos de gran emotividad y suspenso, Quen Pillavish siguió hablando en forma serena y pausada:

- Yo estoy ya viejo y cansado de vivir. Necesito recogerme con los míos. Cuando tú, hermano curaca, eras apenas un niño, yo era un hombre adulto. A los de mi generación nos tocó vivir una amarga experiencia, una pesadilla. Nuestro pueblo tuvo que enfrentarse a los ejércitos de Túpac Yupanqui. Yo soy uno de los pocos sobrevivientes de aquella guerra infausta. Y aunque peleamos bravamente en defensa de nuestra libertad y de nuestras tierras, fuimos vencidos y subyugados. Mucha gente de ambos bandos murió, porque la guerra es así, trae sólo desolación y muerte. Sin embargo, el Inca contribuyó a acrecentar nuestra riqueza. Nos posibilitó un mejor vivir. Nos trajeron muchos conocimientos y gracias a ellos adoramos al Sol y la Luna, dioses benefactores, que nos traen la luz en el día y en la noche. Nuestras costumbres han mejorado y nos entendemos con ellos en su propio idioma. La serpiente y el cóndor, que nos llenan de admiración y de espanto, hoy son nuestros dioses menores. Pudimos aprovechar mejor aquellas laderas.- El anciano chamán se puso de pie y señalando con el índice derecho los andenes de Urniche y Ollapampa, visibles a través de su pétrica ventana, dijo: - Ahora están adornados con muchos andenes, acequias y estanques... pero, como te digo, lo que nos sobrevenga en el futuro será terrible y catastrófico.

Wáman Quispa, encerrado en su propio mutismo, retornó a su morada. Le había impresionado vivamente el viejo chamán, cuya voz temblorosa y desgarrada era portadora de los negros vaticinios a su nación; al recordarlos, parecían martillos que, inmisericordes, golpeaban su cerebro.

Quen Pillavish murió tiempo después. En tanto Wáman Quispa lograba sobrevivirle por muchos años más, sin que las dramáticas profecías llegaran a cumplirse. Empero, en el día menos esperado, tocaba las puertas del reino, la guerra civil entre los hermanos Huáscar y Atahualpa, que unos meses atrás había estallado. En el pueblo de Cajamarquilla, dos notables vecinos de dicho lugar, los hermanos curacas Lucana Páchac, tomaban abierto partido por la causa del emperador quiteño, pero la gran mayoría de los demás reyezuelos lo hacían en favor de Huáscar. En consecuencia, los chachapuyas de todos los ayllus procedieron a enrolarse en ambos ejércitos. ¡La fatal división se había producido!. Sobrevino una grande y terrible matanza. Muchos cuerpos inertes quedaron insepultos, a la intemperie, sirviendo de alimento a las aves de rapiña durante varios días. El aire se cargó de un hedor insoportable. Los shingos o gallinazos sobre todo estaban de plácemes. Hubo pestes... En todas las plazas o patacunas del reino corrió de boca en boca la noticia de que el Inca Atahualpa había sido hecho prisionero y muerto por unos seres extraños que parecían wiracochas. Se trataba sin duda de los conquistadores españoles, con Pizarro a la cabeza, quienes además se encargaron de ahondar la división de los chachapuyas y para ello no tardaron en enviar á Alonso de Alvarado como jefe de la expedición y a sus lugartenientes: Juan Pérez de Guevara y Gómez de Alvarado. La muerte del Inca trajo a la vez la muerte de muchos de sus adeptos. Hombres y mujeres, dando alaridos salvajes y llorando sin consuelo, optaron por el suicidio, con la única finalidad de acompañar al Inca en su viaje al más allá.

Vino igualmente una prolongada sequía, como para complicar aún más la situación. El agua de los ríos y riachuelos se secó. Las dilatadas tierras de pastoreo se cubrieron de amarillentos y secos pastizales. Las llamas y las alpacas enflaquecieron y pronto comenzaron a morir de inanición.

Los sobrevivientes buscaron internarse en las enmarañadas selvas de las comarcas vecinas por temor a esos seres extraños, que tanto daban que hablar.

Wáman Quispa se fue quedando solo...

Cierto día aparecieron cerca a la ciudadela de Pirka-Pirka muchos zorros y pumas muertos. Tenían el cuerpo cubierto de sarna o caracha, enfermedad contagiosa que no tardó en afectar al ya mermado rebaño, que con el correr de los días se iba reduciendo aún más.

- ¡Maldita caracha! -mascullaba el jefe de los llamamichicuna estrujando entre sus dedos el vientre de algunas llamas, haciendo brotar al instante sangre renegrida y pústulas maléficas. Víctimas de este terrible mal y a falta de pastos, el numeroso rebaño se fue extinguiendo en forma inexorable e irremediable.Frente a la dura realidad de los hechos, Wáman Quispa se sintió impotente y pareció desfallecer. Adolorido y entristecido abandonó por última vez la ciudadela de Pirka-Pirka. Previamente había enterrado sus pertenencias. Con paso vacilante se encaminó hacia los corralones de Llamactambo. Un buen rato permaneció con la mirada fija, inmóvil y contemplativa sobre el reducidísimo hato, que bien se podía contar con los dedos de la mano. Todas yacían en estado agónico. A pocos pasos, separadas del grupo, una alpaca y una llama juntas también se iban despidiendo de este mundo. Hacia ellas avanzó. Luego de contemplarlas, cayó de rodillas. Como prueba de su cariño las abrazó de sus cuellos, metiendo por entre aquellas dos lanudas cabezas, la suya, que estaba orlada con el tocado y distintivo de su reino. Cuando constató que todas estaban muertas, creyó entonces que su vida no tenía razón de ser. De su bolso extrajo una flecha, cuya punta filuda, la incrustó en su propio corazón; herido y sangrante, por allí la vida se le fue escapando. En los estertores de su violenta muerte, el viejo chachapuya pareció sonreír haciendo una extraña mueca. Poco a Poco, sus ojos de extraño mirar se tornaban vidriosos y se fueron cerrando para siempre. Wáman Quispa exhaló el póstrer suspiro y cayó de bruces.

En aquellos momentos, por el lejano horizonte, el Sol, convertido en bola de fuego, se ocultaba entre nubes rojizas y sanguinolentas. Tras su paso, en las Canchacuna de Llamactambo, quedaban varios cuerpos inertes e insepultos. Muy pronto, los campos desolados y tristes se fueron sumiendo en la oscuridad de una noche trágica, embargada y saturada de hondo pesar. En la laguna de Michimal, las aguas estaban quietas, ausentes del gorgeo y chillido de las aves y la alegría de los niños.

GLOSARIO

ALPACA.- (Lama pacus) camélido sudamericano doméstico, más pequeño que la llama y cubierto de abundante fibra.

ALONSO DE ALVARADO.- Conquistador español. Fue comisionado por Francisco Pizarro para someter a la nación chachapuya en 1536.

ALLCOS.- Perros, canes.

APU.- Nombre que se le da a los jefes de las tribus nativas peruanas.

ATAHUALPA.- Último Inca, gobernante del Imperio del Tahuantinsuyo. Murió en Cajamarca en 1533, a manos de los conquistadores españoles.

AYLLU.- Célula de la sociedad andina prehispánica/familia de familias.

CAJAMARQUILLA.- Término castellanizado, proviene de Cassamarquilla, topónimo con el que se conoce a varios pueblos peruanos, de procedencia prehispánica.Cajamarquilla fue uno de los principales pueblos del reino chachapuya. Hoy es el pueblo y distrito de Bolívar, situado en la provincia del mismo nombre, Departamento de La Libertad.

CAMACHICS.- Reunión o concejo de ancianos encabezados por el curaca principal, en las sociedades nativas americanas, cuyo fin era deliberar sobre cuestiones de Estado o de gobierno.

CANCHACUNA.- Rediles, corralones, apriscos// lugares destinados para guardar el ganado.

CAÑIHUA.- (Chinopodium pallicaule)

Planta oriunda del Perú, de tallo herbáceo, delgado y muy ramificado, de hojas alternas y trilobadas, de flores que crecen en espigas, de semillas cubiertas por un tegumento que se desprende fácilmente; son comestibles y gozan de alta estimación.

CARACHA.- O carachi, sarna// Enfermedad que diezmó en 1548 a millares de camélidos de las 4 especies: llama, alpaca, vicuña y guanaco. También acabó con la vida de ciertas fieras, zorros y pumas.

CURACA.- El jefe de una tribu peruana o americana // cacique.

CHACHAPUYA.- Sinónimo de chacha, sachapuya o cachapcolla. Nación o reino prehispánico que comprendía los actuales Departamentos peruanos de Amazonas, San Martín y las provincias de Pataz y Bolívar del Departamento de La Libertad. Fue sometido por el Inca Túpac Yupanqui en 1475, aproximadamente.

CHASKA.- El planeta Venus, llamado asimismo "lucero de la mañana" o "lucero de la tarde".

CHIBUL.- Nombre de uno de los ayllus del reino chacha. Está situado en el actual distrito de Uchucmarca. En 1536, el capitán español Juan Pérez de Guevara estableció allí una capellanía, bautizada con el nombre de San Antonio de Chíbul.

CHITAPAMPA.- Lugar abierto donde se apacienta el ganado, de preferencia lanar// Sector perteneciente al distrito de Uchucmarca, Bolívar, La Libertad.

CHONTA.- Palo duro, resistente y flexible. Es utilizado en la fabricación de arcos y flechas.

CHUNCHOS.- Nombre de una tribu amazónica del Perú, que en otros tiempos eran huraños y hostiles al hombre blanco y mestizo// Sinónimo de arisco, montaraz.

CHUSHEK.- Pájaro agorero, que deambula en altas horas de la noche.

FRANCISCO PIZARRO.- Conquistador español. En 1532 sometió al imperio incaico.

JUAN PEREZ DE GUEVARA.- Conquistador español. Tomó parte en la conquista de los chachapuyas. Actuó bajo las órdenes del Mariscal Alonso de Alvarado en 1536

GOMEZ DE ALVARADO.- Lugarteniente de Alonso de Alvarado en la conquista del reino chachapuya.

GUACHUAS.- Patillos, aves palmípedas, que viven en las lagunas de las punas.

GUALCHUN.- Un sector del distrito de Uchucmarca.

GUANACO.- Animal silvestre, que guarda mucha semejanza con la llama doméstica. Son de color castaño.

GUAYGUASH.- Gato montés pequeño y alargado, pumillo. Es muy dado a comer gallinas y cuyes.

HUACALOMA.- Santuario, templo o cementerio situado sobre un promontorio// Es el nombre de un lugar en el actual distrito de Uchucmarca.

HUACATAY.- Chincho// hierba que molida sirve de condimento. La gente del Ande suele comer las papas cocidas, así como otros tubérculos, untándolos con este condimento, al que se le añade sal molida.

HUACCHA.- Pobre, huérfano, desamparado.

HUASCAR.- Soberano Inca, que murió por orden de Atahualpa, durante la guerra civil que los enfrentó en la lucha por el trono (1530-33).

KIWICHA.- O Quihuicha (bot. amarantus edulis) planta herbácea, oriunda del Perú, se le conoce por varios nombres populares: achis, achita, coimi y coyo. Crece en lugares secos y templados desde los 300 a 2500 metros de altura y se le cultiva sólo en los pequeños fundos del Cuzco y Apurímac. En el norte del Perú crece en estado silvestre.

LUCANA PACHAC.- Es el nombre genérico de dos curacas del pueblo de Cajamarquilla (Bolívar). Durante la guerra civil pelearon contra Huáscar y a favor de Atahualpa, el Emperador quiteño. Se les conoce también como Lucana Pachaca.A la muerte de Atahualpa, ambos hermanos se pusieron al servicio de Francisco Pizarro y de la conquista hispana. Convertidos al cristianismo, Francisco Pizarro, en prueba de alianza, permitió que los dos curacas llevaran su apellido. Desde entonces se llamaron Don Fernando y Don Alonso Pizarro de Lucana Pachaca, respectivamente.

Don Fernando Pizarro de Lucana Pachaca encontró heroica muerte en el pueblo de Cumba, de la nación Chachapuya, que se había rebelado contra los españoles.

LLAMA.- (Llama glama) Especie de camélido sudamericano doméstico. Muy útil por su carne y fibra. Es utilizado como bestia de carga por los indios del Ande.

LLAMACTAMBO.- Voz castellanizada, proviene de Llamactampu// Depósito o lugar donde pernoctan las llamas. Actual caserío del distrito de Uchucmarca y asiento del antiguo pueblo de Llámac. Según la tradición oral allí se alojó Túpac Yupanqui, existiendo en dicho lugar un tambo real este Inca avanzaba hacia el norte, en una guerra de conquista.

LLAMACHIBAN.- Procede de llamak y Chibani. Es el nombre compuesto de dos ayllus o pueblos chachapuyas.

LLAMAMICHICUNA.- Voz Plural; pastores de llamas.

LLIBAN.- Nombre de un sector del actual distrito de Uchucmarca, provincia de Bolívar, Departamento de La Libertad.

MACANAS.- Armas incaicas en forma de mazo, de madera, provista de púas de cobre.

MATES.- Depósitos de calabaza. Son utilizados para beber chicha u otros líquidos.

MASHUAS.- (Bot. Tropasolum tuberosum). Tubérculos andinos, semejantes en el tallo a la oca, pero de sabor amargo y picante y no se las puede comer sino cocidas. También se le llama añus o anyu; en aymara, Isaño. Es una mata trepadora, cuyas hojas son como la palma de la mano, de flores campaniformes, sépalos amarillos y rojizos, raíces largas, nudosas, de diversos colores.

MICHIMAL.- Nombre de una laguna artificial en el actual distrito de Uchucmarca// yerba de este nombre.

MICHINA ALLPACUNA.- Tierras de pastoreo.

MUCHAY WASI.- Templo, adoratorio, santuario.

OCAS.- (Oxalis tuberosa) tubérculo andino. Es larga y gruesa. Se la come cruda porque es dulce y también cocida; para conservarla se la pone al sol, y sin echarle miel ni azúcar parece conserva, porque tiene mucho de dulce; entonces se le llama caui u oca macalada.

OJOTAS.- Voz castellanizada. Proviene del quechua ushutas. Sinónimo de llanques, sandalias de cuero.

OLLUCOS.- (bot. ullucus tuberosum) olluco o lisa. Planta propia de la región andina, posee hojas anchas, acorazonadas, flores tubulares, fruto oval, raíces feculentas y aguanosas; expuestas al sol y al frío se deshidratan y es posible conservarlas largo tiempo. Se las emplea en sopas y guisos diversos.

PACHAMAMA.- La tierra madre, considerada una deidad tutelar entre los habitantes del incario.

PAICO.- (bot. chenopodium ambrosioides). Planta herbácea. Su tallo es recto, bastante ramificado y velloso; sus hojas alternas y dentadas, exhalan un olor penetrante, y en pequeñas proporciones son empleadas como condimento o como vermífugo, en infusión.

PAPAS.- (solanum tuberosum). Tubérculos andinos. Es el alimento básico. Se le come cocida o asada y también se la echa en los guisos. Para su conservación se la pasa al hielo y al sol y se le llama chuñu.

PARA.- Sinónimo de camastro, tarima, parachaca, barbacoa.

PIRKA PIRKA.- Fortaleza prehispánica, en la comprensión del distrito de Uchucmarca, provincia de Bolívar, departamento de La Libertad, Perú.

POMIO.- Nombre de un sector del distrito de Uchucmarca.

PORRAS.- Armas ofensivas incaicas, hechas de piedra pulida en forma de estrella y provistas de un mango de madera.

PUALAN.- Nombre de un sector del distrito de Uchucmarca. Importante zona arqueológica, con resto de casas.

PULLUWAKRA.- Venado, ciervo, gamo, taruka// Especie de taruka de cuernos ramificados y de abundante pelaje, propio de las zonas frígidas. Esta especie está ya extinguida en la región. Proviene de las voces quechuas: pullu = peludo, lanudo; wakra = cuerno.

QUINUA.- (chenopodium quinoa), cereal andino. Sin. de mijo o arroz pequeño, porque en el grano y el color se le asemeja en algo. Las hojas tiernas de esta planta son comestibles en los guisos.

RUNAS.- Plural de hombres, gente del pueblo.

TAITA INTI.- El padre sol

TARPUNA ALLPACUNA.- Tierras de cultivo.

TARWI.- (lupinas) Sin. tauri, chocho, altramuz// planta leguminosa, produce un fruto en forma de vaina que contiene granos muy amargos; por su tamaño son parecidos al frejol. Antes de ser consumidos se requiere hervirlos a fin de que libere su sabor amargo.Los campesinos emplean el agua del chocho o tarwi que toma un color amarillo, para lavarse la cabeza y la ropa cuando está infestada de piojos.

TUPAC YUPANQUI.- Soberano Inca. Sometió a las tribus de la nación chachapuya (1475). Durante su reinado (1460-1493) sus dominios se extendieron por Sur y Norte abarcando territorios de Ecuador, Colombia, Bolivia, Argentina y Chile.

WANKARA.- tambor, bombo, tinya.

WARAKA.- Sin. de honda// Está conformada por un lazo de longitud y ancho considerable. Es más ancha en la parte céntrica donde se coloca la piedra o proyectil y se va angostando a los extremos. Se le dobla cogiéndola de ambas puntas. Con fuerza y rápido se lo bate, dándole vueltas y vueltas sobre la cabeza, luego se suelta uno de los cabos, de tal forma que el proyectil sale disparado, merced a la fuerza centrífuga, siguiendo la dirección de la tangente.

WASIKUNA.- Ciudadela, pueblo, caserío, aldea.

WAYLLAS.- Praderas, herbazales.

WIRACOCHAS.- Dioses, concebidos como seres humanos, de teces blancas// señores, caballeros.

"Wiracocha o viracocha era el nombre aplicado a los españoles que entraron en el Perú, porque los indios los vieron con barbas y todo el cuerpo vestido... diciendo que eran hijos de su Dios Viracocha, que los envió del cielo para que sacasen a los Incas y librasen la ciudad del Cuzco y todo su imperio de las tiranías y crueldades de Atahualpa, como el mismo Viracocha lo había hecho otra vez, manifestándose al Inca Viracocha". (Garcilaso)// Viracocha (quechua; "espuma del mar") Octavo Inca. Hijo menor de Yahuar Huácac y de la coya Mama Chiclla.

VICUÑA.- (glama Vicugna). Especie de camélido sudamericano en estado silvestre. Es animal delicado, de pocas carnes y de lana fina. Es de color castaño. Son más altas de cuerpo que una cabra y son muy ligeras al correr, pues no hay galgo que las pueda alcanzar. (ramirosn@yahoo.es)

Nota.- Momias encontrdas en el Distrito de Uchucmarca,Provincia de Bolivar,Departamento de La Libertad,República del Perú.La momia grande corresponde a una mujer y la pequeña a un niño.Ambas pertenecen a los habitantes del llamado reino Chachapoya.

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